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El nuevo proyecto del guitarrista Gerard Gil (Zul, Pupille, H de Casa) y del batería David Martínez (Pupille, Maika Makovski). Una explosión de creatividad para consolidarse sin duda como el mejor dúo de música alternativa que se ha forjado en este país. Pero por desgracia viven en España… donde tocar (como escribir) es llorar. Aunque se conforman con unas buenas tapas.
La web del que fue autor revelación con Fiesta en la madriguera (Anagrama, 2010). Traducido ya a infinidad de idiomas (entre ellos el japonés, gracias a la colaboración del que esto escribe), en su segunda novela, Si viviéramos en un lugar normal (Anagrama, 2012), nos sigue dando muestras de un humor muy serio y de un realismo delirante. Esperamos con ansia la tercera entrega de lo que ya apunta ser una trilogía.
#spainREVOLuTion
Queda ya tan lejos aquello del 15M y todavía queda tanto por hacer… Más bien todo por hacer… Por desgracia el ser humano está condenado a olvidar, pero he ahí también la ventaja… Vendrán detrás de él otros para recordar y darle nuevo aliento… Gente dispuesta a afrontar lo que ya otros afrontaron, pero a quienes no se les puede negar la experiencia, puesto que si el mundo dicen que nunca cambia, no es porque sea cíclico, sino porque está limitado a la experiencia individual y porque cada uno de nosotros es único, con derecho a repetir lo que otros repitieron y convertirlo en su propia lucha. Sí, el ser humano será quizás limitado en el tiempo, pero mayos y quinces se suceden cada era, cada año, cada mes, cada minuto.
Teresa Domingo Català
Teresa es una de las voces femeninas más desgarradoras del panorama poético actual en España. Su dominio del endecasílabo, unido a su gran capacidad para crear nuevas imágenes poéticas de contenido erótico y sexual, dan como resultado una poesía literalmente derramada por la página, en donde coagula la mirada del lector, obligado a rechazar el predominio de toda ideología patriarcal en favor del beso mordedura y del arañazo bien tejido.
A algunos les gusta seguir insistiendo en aquello de que corren malos tiempos para la lírica. Sin embargo, nunca se ha escrito tanta poesía ni se ha leído tanta (dejo los baremos de calidad para los críticos) como en nuestros días. Y eso es gracias, sobre todo, a gente como José Ángel, cuya sensibilidad hace un poco más agradable la navegación, aprovechando esos agujeritos que quedan entre las redes sin poema. De hecho, nunca ha habido buenos tiempos para la lírica y sólo nos gusta pensar que tiempos pasados fueron mejores (a mí, más que el fallecimiento de un poeta, me entristece la afectación con la que en ocasiones se les despide). Disfrutemos pues del pasado, pero también de los que viven.
Cuando la poesía se desenmascara nace el teatro. Y luego, en un giro de chistera, el teatro multiplica las máscaras de la poesía. Nace entonces el poeta. Como una Afrodita que se dedica a beberse el esperma del uranio, radioactivo, activo en la radio, loco y locutor de bambalinas. Así se nos esconde Juan Carlos Elijas, uno de los poetas más conscientes de la modernidad, entre el mito y la ironía, sin descuidar la compra, el barrio, el instituto, la amistad. Un clásico, vamos, de la postmodernidad. Y uno de los mejores prologuistas de la verdad mutable enmascarada. Maestría y desencanto.
Lo onírico, ese espacio tan descuidado en nuestros tiempos, donde el sueño ha quedado desplazado por los medios, sigue latente tras el velo de nuestra realidad cotidiana. Sólo es preciso un ojo tocado por la gracia (que no se opone a seriedad) y un objetivo fotográfico con pulso (más reflexivo que compulso). No, no se trata de ningún truco de magia. Lo que se precisa es paciencia y mucho trabajo. Así, Javier Montaño nos regala unas imágenes que ya estaban ahí, esperando a que una mano como la suya destejiera el velo de la percepción para recordarnos que, a pesar de las apariencias, seguimos viviendo entre sueños entrevistos.